En teoría, no existe límite en el número de casillas que pueden utilizarse al formar un cuadrado mágico, si bien, en la práctica, la cota más alta se consiguió en 1959, año en que tres matemáticos norteamericanos formaron un cuadrado que contenía 100 casillas por lado.
Los cuadrados mágicos se introdujeron en Europa en el siglo XV. En aquellos años supersticiosos solían hacerse en planchas de plata como conjuro contra la peste. He aquí un cuadrado de 16 casillas debido al artista alemán Alberto Durero (1.471-1.528), y que figura en su grabado Melancolía. No sólo suma 34 en cualquier dirección, sino que los números correspondientes a los cuatro ángulos del cuadrado arrojan también un total de 34. Como colmo del refinamiemto, las casillas centrales de la última línea corresponden al año de la gran peste: 1514.
El cuadrado mágico que figura a continuación tiene 25 casillas que, sumadas en la dirección que se antoje, totalizan 105. Si a la suma de los cuatro ángulos se agrega el número correspondiente a la casilla central, se tiene también que el total alcanzado es de 105.
El hacer tus propios cuadrados mágicos puede ser un entretenimiento estimulante, gracias al cual puedes emplear una media hora de tu tiempo disponible. Conviene comenzar con cuadrados de 16 casillas. Existen unas cuantas reglas que se han de tener en cuenta si pretendes que tu cuadrado no te defraude. La primera es que los números que han de utilizarse para formar el cuadrado han de constituir una serie numérica: 1 a 16, por ejemplo; 8 a 23; 10 a 25 y así sucesivamente. Si quieres formar un cuadrado con un número impar de casillas, la cifra más baja de la serie ha de colocarse en la casilla central de la primera fila. Si, por el contrario, el cuadrado va a tener un número par de casillas, la cifra más baja de la serie ha de situarse en el ángulo derecho de la fila inferior. En los cuadrados que aparecen a continuación se han omitido algunos de sus números.
¿Te atreverías a completarlos?
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